Sácale brillo
Del poder de una libreta y un cambio de actitud.
Hace unas semanas, mientras veía los Juegos Olímpicos de Paris, hubo un momento que me dejó marcando ocupado. En una entrevista le preguntaron a Nicola Olyslagers, medallista de plata en el salto alto, qué es lo que anotaba después de cada salto en una pequeña libreta que llevaba consigo.
Ella contestó: "Me estaba poniendo una nota de 1 a 10 para cada parte de mi salto, este último salto fue el mejor que hice, así que me puse un 10, pero aún me queda trabajo por mejorar para el siguiente torneo".
En dicha libreta dijo que también capturaba frases motivacionales, consejos técnicos, y pensamientos respecto a sus saltos. El acto de escribir lo que piensas es clave, porque te permite sacarlo de tu mente (que es mala para almacenar cosas) y ponerlo en un lugar al que puedes volver. Lo que te permite tener un aprendizaje constante e ir mejorando.
Nos olvidamos que la maestría en algo, se logra a través de hacerlo constantemente y de aprender del proceso. No se trata de anotar por anotar, sino de reflexionar sobre lo que haces, y descubrir cosas que la emoción del momento quizás no te deja ver. Se trata de hacerte conciente de aprender de la experiencia, y con ello no tropezarse con la misma piedra.
Hablando de piedras, anoche en ese acto de scroll infinito que ocurre en el momento entre la vigilia y el sueño, me quedé pegado viendo en Instagram reels de la cuenta @rock.cleaning, donde el autor todos los días por un rato pule una roca que encontró en la calle "hasta que refleje como un espejo".
Por las características físicas de la piedra quizás nunca lo logre, pero eso no lo detiene: cada dia se presenta y la pule un poco. Si vas a ver la roca en el primer día y luego el último vídeo, se nota un avance notable y la piedra cada vez brilla más.
Cada día se presenta y prueba técnicas nuevas, algunas funcionan, otras no. A veces retrocede y la piedra no queda tan lisa. Pero no importa. Se trata de presentarse todos los días a aprender haciendo, quedarse con lo que funciona, descartar lo que falla. Mejorar el proceso.
Muchas veces nos olvidamos que las cosas no se logran mágicamente de un día para otro, cada avance en nuestras vidas viene de presentarse todos los días, hacer lo que tenemos que hacer y mejorar un poco. Como dice James Clear en el ya clásico libro Atomic Habits: "mejorar un 1% todos los días te llevará a ser un 37% mejor dentro de un año".
Se trata de hacerse el hábito. Muchas veces vivimos la vida sin parar y dejamos que el mundo lleve el control de nuestro día a día. No quieres saber cuántas veces he escuchado frases como "es que no tengo tiempo". Excusas. Es que no te quieres hacer el tiempo (o no sabes cómo hacerlo). Dejas que sean otros los que controlen tu calendario, dejas que sean otros los que tomen tus decisiones. Dejas que otros controlen tu aprendizaje. Pierdes el control.
Me declaro culpable. Por mucho tiempo fui en piloto automático, no me creía el cuento, así que prefería que otros fueran los que marcaran el ritmo. No fue hasta que decidí combatir contra el síndrome del impostor y tomar las riendas, que me di cuenta de lo estacando que estaba. Me sentí libre.
Hoy todos los días, sin pausa pero sin prisa, me dedico un rato a anotar y compartir lo que he aprendido, a pulir mi diamante en bruto para que todos los días brille un poco más.
Te invito a sácarle brillo al tuyo.